Quienes tuvimos la suerte de conocer, trabajar, militar, compartir, soñar con Pilar, sabemos que no solo se fue una amiga, sino una referencia, una luchadora una constructora de esperanzas, aun desde los momentos más amargos. Tenía esa capacidad para situarte en contexto, analizar la realidad y actuar de acuerdo con transformarla. Aunque todo indicara que no había posibilidades, siempre empujaba para el protagonismo popular, para que surja la voz de los “nadies”, para que se visibilice lo que el sistema se empeñaba en que pase inadvertido.

¿Y qué piensa la gente de esa propuesta? Era una pregunta de cabecera que me hacía, cada vez que hablábamos de algún proyecto o propuesta en la que andábamos. Era radical en muchas cosas, sobre todo en insistir con analizar y estudiar elementos nuevos que aparecían en experiencias de los lugares más recónditos, en insistir para saber que decían los nuevos adelantos científicos, que decía la biología, la antropología, la física, para ver que podían decirle todas ellas a la educación popular.

Me tocó conocerla a fines de los 90. Pude compartir con ella las experiencias de los procesos de formación en Educación Popular de FUCVAM, organizar talleres para militar la campaña por la defensa de ANCAP en 2003, las experiencias de las luchas estudiantiles del 2000 y 2001 donde desde las ocupaciones de liceos implementábamos clases de apoyo dentro de los centros educativos bajo control estudiantil, así como clases abiertas en las calles sobre temas de actualidad.

Luego la Multiversidad Franciscana, CEAAL, Pedagogía de la Tierra, Pilar siempre estaba ahí para promover espacios de intercambio, sus sueños y sus saberes.

Lo que le gustaba tanto como la Educación Popular era ser profesora de educación física. Fue además inspectora nacional de educación física y en el gobierno de Mujica, directora del Consejo de Educación Secundaria. Aunque ahora la actual Dirección General de Educación Secundaría solo esboce un comunicado brevísimo sobre Pilar.

En los últimos años participó activamente en decenas de proyectos. Siempre la buscaban desde distintos rincones del país para que diera una mano en la reflexión sobre las experiencias de las más diversas luchas. También la invitaban desde los lugares más recónditos de América Latina para que pudiera arrojar luz sobre asuntos que se presentaban. Su voz era atentamente escuchada cuando reflexionaba sobre los procesos de sistematización de experiencias, sobre las raíces de la educación popular y más.

En los últimos meses nos encontrábamos planificando una serie de instancias para un proceso de formación política ciudadana en Panamá, donde más de 100 personas transitaron por una formación en educación popular para una ciudadanía protagónica.

Tuvimos el honor de que integrara con su presencia activa el panel sobre Paulo Freire que hicimos con TRAMA AL SUR y otras organizaciones. Recuerdo que ya estaba un tanto mal en esos días de mayo – junio, le insinué que si quería mande un saludo, que se iba a entender, pero me dijo “tengo que estar, siento la responsabilidad de compartir con compañero/as el legado de Freire” Así era…. Así es Pilar. Ese encuentro quedó grabado para conmemorar ahora, además del legado de Freire, el de Pilar.

La última parte del viaje la hicimos hasta el sector de las orquídeas, donde seguramente estará a gusto y desde allí acompañará a cada lucha por construir mundos mejores, en cada lucha popular para transformar realidades, en cada intento que se haga para dejar de ser invisibles.

Nos quedaron varios proyectos en el tintero, pero estoy seguro de que irán naciendo uno a uno. Nacerán muchas Pilares, porque si algo hizo, fue dar espacios, permitir que a su lado crezcan miles de flores, se dedicó a regar muchas porque estaba convencida que nos precisábamos todo/as para hacer de este, un mundo mejor.