“La Educación Popular: un gran movimiento cultural cuyo propósito es promover la construcción de sujetos populares”. CMLK Cuba comparte testimonio de Camilo Álvarez de CEAAL Uruguay

Centro Memorial "Martin Luther King" comparte: "En 2021 un grupo de compañeros y compañeras de nuestras #RedesCMLK cursaron la formación en Educación Popular que ofrece el Centro Martin Luther King de Uruguay. Para conocer un poco más de esa experiencia, y de la historia y la concepción pedagógica de ese Centro que se reconoce hermanado con nuestro CMLK cubano, compartimos el testimonio de Camilo Álvarez López, uno de sus miembros fundadores":
“La Educación Popular: un gran movimiento cultural cuyo propósito es promover la construcción de sujetos populares”, Camilo Álvarez López
El Centro Martin Luther King en Uruguay nació hermanado con el CMLK de Cuba, hermanado en sus perspectivas, en sus principios y también en sus puntos de acción.
Comenzamos a desarrollar un proceso de formación en Educación Popular, tras analizar que el espacio previo que existía para eso en Uruguay, la Multiversidad Franciscana de América Latina (donde tuvimos a fabulosos compañeros y compañeras como José Luis Rebellato, Pilar Ubilla, Ángeles Nuñez y muchos y muchas más que fueron motores no solo de esa iniciativa en Uruguay sino también de la Educación Popular en América Latina) había terminado su ciclo de trabajo en 2011-2012.
Entendimos que podíamos retomar ese espacio con humildad, reposicionándonos y repensando la Educación Popular ante las nuevas coyunturas en Uruguay y el continente. Ya para el año 2019 dimos comienzo entonces a nuestros cursos de Educación Popular, con una versión presencial que llevamos adelante en coordinación y alianza con el Seminario Bíblico de Fe de Uruguay. Eso nos permitió instalar y desarrollar el proceso de formación, y también generar un espacio para distintas prácticas existentes ya en torno a la Educación Popular, sin importar si tenían o no títulos de grado, en su condición de militantes de organizaciones sociales y populares, religiosas, culturales, etc.
Previo a esta experiencia habíamos desarrollado durante los años 2016, 2017 y 2018 procesos de formación desde la perspectiva de la Educación Popular Ambiental, en los que vinculamos fuertemente la Educación Popular con experiencias ambientales de huertas comunitarias urbanas. Estos procesos los veníamos desarrollando con una organización que por aquel entonces denominábamos “Pedagogía de la Tierra”.
También existían y existen procesos de formación en Uruguay que vienen de años en Uruguay, con quienes nos hemos encontrado y seguimos encontrando en distintas instancias y actividades.
Pero, volviendo a la primera edición del curso de Educación Popular que desarrollamos en 2019 desde el CMLK Uruguay, sucedió que el Seminario Bíblico de Fe en Uruguay nos planteó que iban a proponer nuestro curso como parte de su formación interna, como asignatura optativa para el egreso de quienes se estaban formando como pastores. Eso sirvió para legitimarnos y generar un puente sustantivo con el mundo religioso del país.
Ese primer curso resultó muy fuerte e importante además porque reinstalamos un proceso de formación que se había disminuido años atrás. Ahí resultó clave que pudiéramos pensar y diseñar el curso con la propia Pilar Ubilla. Ella incluso participó en varios momentos, como la presentación de trabajos finales por parte de los cursantes.
Ya en el 2020, con motivo de la pandemia, hicimos un curso mixto presencial y virtual, pero un año después, en el 2021, ya se realizó exclusivamente virtual, lo cual fue un desafío tremendo porque implicaba pensar la Educación Popular desde otra lógica, sin la presencia física, sin la posibilidad de generar un montón de místicas y dinámicas que implican colocar el cuerpo, con todo lo que eso supone desde nuestra propuesta. Sin embargo, lo pudimos sortear de buena manera. Aprendiendo de la propia práctica y estudiando experiencias que sucedían en el mundo en ese momento.
Llegados a este punto, entendimos que era fundamental reflexionar desde dónde nos planteamos nosotros la Educación Popular en el contexto actual. Creemos que tiene que ser definida contextual e históricamente, que es un gran movimiento cultural cuyo propósito es promover la construcción de sujetos populares, no tanto en cuanto a su situación o posición en la estructura socioeconómica, sino en tanto a su identificación con un propósito de transformación social desde una lógica ética, política y pedagógica.
Reivindicamos la Educación Popular como un fuerte sentido de reflexión sobre la práctica, sobre la construcción de praxis, y nos parece fundamental que esa visión tenga hoy más relevancia que nunca. Entendemos que la Educación Popular tiene que atender un llamado que nos hacen las izquierdas sociales y políticas (si es posible dividirlas de esa manera) que implica ante todo construir procesos de transformación, pero no cualquier proceso de transformación: procesos basados en una lógica de la ética de la autonomía, de la ética de la liberación, de la participación protagónica, de la democratización de los procesos. Debemos entender que para la Educación Popular son fundamentales también los procesos pedagógicos, lo pedagógico no es para nada un tema que debamos abandonar, porque debe fortalecerse y estar en igualdad de condiciones que la intencionalidad política y lo ético.
De alguna manera, este es un breve resumen sobre cómo pensamos la Educación Popular. Nos parece que la posiciona hoy como una herramienta fantástica de construcción de otros mundos, de construcción de otras sociedades, de otros seres humanos también, y nos parece que esta perspectiva de la Educación Popular es capaz de enfrentar un modelo neoliberal que en su nueva faceta viene por todo, no solo a consolidar un modelo colonizador, patriarcal, de expropiación de bienes tangibles, de expropiación de conocimientos, de identidades, de territorios, sino que a su vez, viene por fortalecer un sentido común que profundiza el individualismo, la competencia, los actos éticos desde la heteronomía, donde nos quieren convencer de que no hay lugar para todos en este mundo, de que hay una población que sobra, de que hay una parte de la población mundial que no tiene por qué reclamar nada y debe quedarse a la espera de alguna limosna.
Ante ese avasallamiento que está generando hoy el neoliberalismo entendemos que es fundamental construir estas prácticas de Educación Popular, y el curso en sí, que este 2022 volverá a ser virtual, pero además lo ampliamos a dos departamentos del interior del país, nos permite posicionarnos desde la diversidad de quienes integran el curso, gente de distintos países, de distintos rincones, prácticas que logran darle a la Educación Popular justamente ese poder y esa potencia que está latente en las experiencias reales, tangibles y concretas de transformación en curso.
La satisfacción puntual y sustantiva del curso de 2021, nombrado “Praxis para la transformación”, fue contar con compañeros y compañeras de distintos rincones del continente, y en particular de Cuba. En esta alianza de trabajo, en esta hermandad que tenemos entre ambos Centros, nosotros como hijo o hermano menor del CMLK cubano, que tantas veces nos acogió, nos formó y nos recibió, por eso este año que pasó nos llenó de satisfacción que hermanos y hermanas de sus redes pudieran transitar junto a nosotros este proceso de formación.
Ha sido una experiencia mágica, tremenda, porque a pesar de las vicisitudes, del Bloqueo al pueblo cubano, de esa maquinaria que el sistema y los países más poderosos imponen sobre Cuba, de que la conectividad en Internet estuviese muchas veces complicada para las compañeras y compañeros, pudimos generar un proceso muy rico de intercambio en momentos muy fuertes en que todos los medios de comunicación construían una realidad distorsionada de lo que estaba sucediendo, y muchos compañeros y compañeras de izquierda miraban con cierto temor los acontecimientos en la Isla. Entonces la posibilidad de que estuvieran compañeros y compañeras de las Redes que anima el CMLK cubano nos permitió tener una mirada y un análisis de primera mano de lo que se estaba viviendo en realidad. A partir de ahí, pudimos construir procesos de reflexión-acción desde un marco de intercambio de experiencias.
Por otro lado, debemos decir que compartir estas experiencias a nosotros acá nos enorgullece, nos enaltece, porque compartir con compañeros y compañeras del CMLK Cuba, con el desarrollo que tienen, implica la posibilidad de elevar los debates, de elevar las reflexiones, y compartir así el tránsito por un proceso de formación basado, como nosotros decimos, no en “dar forma”, sino en la “construcción de formas”, en el análisis de formatos de lucha y en la construcción de nuevos formatos. En eso los compañeros y compañeras de Cuba han sido un baluarte y les quiero mandar un abrazo y reivindicar su tránsito por un proceso que nos llevó a encontrarnos semana a semana durante nueve meses, intercambiando, debatiendo y sobre todo colocando la necesidad de la transformación como un eje central de cada momento. Desde acá reivindicó ese espacio compartido con el CMLK, reivindico la posibilidad de pensar y construir nuevos mundos, reivindico la solidaridad, que es en definitiva la ternura de los pueblos, reivindico la posibilidad de sentirnos parte de nuestra América, como decía Martí, y sobre todo reivindico esa idea, siguiendo a Fidel, de que es necesario cambiar todo lo que deba ser cambiado.
Antes de finalizar, quisiera mencionar la necesidad de pensar y construir desde una “Pedagogía de la Imperfección”, como denominamos a nuestros procesos. Se trata de pensarlos desde de la construcción continua, desde la posibilidad y necesidad de equivocarnos, en sintonía con un proceso de largo aliento, con un objetivo que no vamos a ver, pero que construimos hoy con nuestras contradicciones, debilidades, errores, marchas y contramarchas. Valorar entonces la trama, el telar construido. Por eso, para nosotros la Educación Popular trata también de visibilizar un conjunto de prácticas anticipatorias, prácticas que vienen anticipando lo nuevo, un nuevo mundo, que lo anticipan sin determinarlo y lo van construyendo. Y eso sintiéndonos parte y defendiendo la vida, todas las vidas, como forma de enfrentar un mundo que nos lleva directamente al precipicio, como especie y como planeta.