“La crisis alimentaria y la amenaza del hambre”, artículo de María Rosa Boggio. Revista Signos, del Instituto Bartolomé de Las Casas (CEAAL Perú)

La crisis alimentaria y la amenaza del hambre

Por María Rosa Boggio C., socióloga, especialista en políticas sociales (Revista Signos - 

En el Perú tenemos la suficiente capacidad para producir la cantidad y calidad de alimentos necesarios para toda nuestra población, pero la crisis actual agudiza problemas nutricionales, de producción y de acceso que ya teníamos en el país. Efectivamente, debido a la desigualdad en la distribución de los recursos y oportunidades y a la lógica de libre mercado y de negocios que prima en el sistema alimentario dominante, tenemos sectores de población que no puede acceder a alimentos de manera suficiente y adecuada.

Factores de la actual crisis alimentaria y sus efectos

La crisis alimentaria global vinculada a los efectos de la pandemia y la crisis económica asociada a ella, se expresa en una elevación de los precios de los alimentos en el mercado mundial: maíz, trigo, soya y oleaginosas, alimentos que importamos como insumos para la producción de alimentos básicos de la canasta familiar como el pan, fideos, pollo y huevos, entre otros, repercutiendo en el alza interna de los precios de estos alimentos y por tanto la menor capacidad de acceso de la población vulnerable.

A su vez, la crisis también repercute en nuestra propia capacidad de producción de alimentos, principalmente de la agricultura familiar, con poco o nulo apoyo del Estado y responsable del 60% de lo que comemos, debido a la escases y el alza de precios de los principales insumos que importamos para ella. Esta situación a la que se añade el factor del cambio climático, pone en peligro la oferta interna de alimentos, particularmente de alimentos frescos que son la base de una alimentación saludable.

El alza sostenida de los precios de los alimentos con insumo importado, el alza del precio de los fertilizantes, en más del 300% en los últimos meses, así como la elevación del precio de la gasolina y el gas doméstico, han dado lugar a una inflación anual promedio en la canasta de alimentosque llega, según el INEI, a un 15.46%[1], con una incidencia bastante mayor en diversos productos básicos de la canasta familiar como el aceite pollo, pan, papa blanca, azúcar y arroz, entre otros.

Esta situación crea situaciones adicionales de hambre y malnutrición en la población ya golpeada por los efectos de la pandemia. La población en extrema pobreza, no puede reorientar gastos, simplemente come menos. A nivel mundial la FAO calcula en 15 millones la población en inseguridad alimentaria moderada y severa, es decir, personas que han disminuido o reducido la calidad de su dieta o que han pasado algún día sin comer.

Medidas urgentes con soluciones a mediano plazo

Hay que fortalecer medidas urgentes de protección de la población, los 2,000 millones de soles destinados a bonos alimentarios van adecuadamente en esa línea. A la vez, es necesario articular la prevención, con medidas y procesos de transformación del propio sistema alimentario vigente. Van en esta dirección las medidas que combinan la urgente compra de fertilizantes sintéticos (urea) en el mercado internacional y a la vez, la promoción de la producción interna de fertilizantes orgánicos protegiendo de esta manera nuestros suelos, la calidad de los alimentos y nuestra soberanía alimentaria.

Paralelamente, es necesario fortalecer los programas sociales de apoyo alimentario, en particular, el programa de alimentación escolar Qali Warma, extendiéndolo a la secundaria y ofreciendo dos comidas a los sectores más vulnerables. A la vez, ampliar las compras estatales de alimentos a la agricultura familiar, fortaleciendo su producción, así como la calidad de dieta escolar con alimentos frescos.

Finalmente, es indispensable fortalecer el apoyo a las iniciativas autónomas de la sociedad, garantizando la entrega directa y transparente de los alimentos, en particular a las Ollas Comunes, así como los comedores populares, redes de recojo de alimentos en mercados y huertos urbanos, fortaleciendo la solidaridad social organizada.


[1] INEI (mayo 2022) Informe Técnico; (Base diciembre 2021 = 100).

Foto de portada: Revista Intercambio

Artículo publicado originalmente en Revista Signos, del Instituto Bartolomé de Las Casas (CEAAL Perú)