“El dolor de las víctimas no prescribe”, artículo de Pilar Contreras, en editorial Escuela Para El Desarrollo (de #CEAALPerú).

El dolor de las víctimas no prescribe, de Pilar Contreras

En una capacitación sobre prevención de trata de personas, Jacinto,1 comunero de 51 años de Paucartambo, comentó “yo no sabía que eso era trata, yo también he sido víctima”. Jacinto contó su experiencia cuando, a sus catorce años, dejó su comunidad en busca de mejores oportunidades económicas y educativas. “Mis papás me lo anotaron un número, cuando llegué al terminal de Lima, le llamé a mi padrino, dos días ha tardado en recogerme”. Ese fue el inicio de una relación tortuosa que duró ocho largos meses.
Para aportar a la reflexión sobre el porqué las y los adolescentes, a pesar de tener información sobre cómo prevenir la trata de personas continúan aceptando relaciones que los ponen en riesgo, la Escuela para el Desarrollo impulsa el diploma Prevención de Trata de Personas con Enfoque Comunitario Restaurativo2 dirigido a docentes y directores de II.EE. de zonas rurales.

La trata de personas y la explotación laboral de adolescentes

Las campañas de prevención de la trata de personas se basan en dos premisas: i) las y los adolescentes carecen de información sobre trata de personas, ii) la trata de personas está vinculada al secuestro de señoritas adolescentes que son captadas para ser trasladadas y retenidas en zonas de minería ilegal. De otro lado, una encuesta realizada el 20193 a 609 estudiantes de secundarias rurales de Cusco señala que el 60% tenía información sobre cómo evitar la trata de personas, el 70% tenía planificado trabajar durante la vacación escolar, el 55% había obtenido la oferta laboral de un familiar, el 83% iba a vivir en casa de un familiar o en el mismo lugar de trabajo.

En esta línea de reflexión, si bien los testimonios de sobrevivientes de explotación señalan la confianza como pie inicial en la relación laboral, luego dan cuenta de las relaciones tensas y
conflictivas que se establecen con los “padrinos” desde el primer día de trabajo. A la pregunta del porqué no denuncian, suelen responder “es mi padrino, qué van a decir mis papás”; lo que,
nos muestra que el vínculo laboral de las y los adolescentes se realiza con un “empleador” con quien tienen parentesco consanguíneo o social, y que, además, se trata de un vínculo basado en
un marco de relaciones de dependencia, gratitud y reciprocidad. Esto deja ver que las campañas preventivas construyen el escenario de la trata basado sólo en diferencias socioeconómicas y
una mirada simplificada, lo que deja de lado la noción que la población tiene sobre la retribución, el capital social, la remuneración, la voluntariedad en la cooperación; es decir omiten la posición
subjetiva que influye en el reconocimiento de la explotación como tal.

La percepción sobre lo que es la explotación se arraiga en la supervivencia de estructuras sociales y culturales dentro de las cuales la "servidumbre" temporal de las poblaciones indígenas (en particular de las mujeres y menores) se acepta como vehículo de movilidad social, de madurez, de identidad, por ello, es necesario abordar la prevención de la trata de personas desde una perspectiva intercultural, comunitaria e histórica.

Las dos versiones ya realizadas del Diploma que impulsa la Escuela para el Desarrollo han dejado ver que existen prejuicios sociales que obstaculizan una real intervención sobre este tema.
1 El testimonio es resultado de la capacitación a comuneras y comuneros sobre prevención de trata de personas realizada el 2019.
Se ha sustituido el nombre para preservar la identidad del testimoniante. 2 El 2020 el diploma se desarrolló en alianza con el Centro Yanapanakusun y el 2021 en alianza con Asociación Wayra, ambas
organizaciones se dedican a la prevención de la trata en comunidades rurales de Cusco.
3 Jorge Gamarra. Factores de riesgo que hacen de los adolescentes potenciales víctimas de trata de personas: Estrategias para
prevenir este delito. Centro Yanapanakusun. Enero 2021.

A continuación, algunos ejemplos:
- La explotación laboral no es trata de personas. Se piensa que, como las y los adolescentes trabajadores asisten a la escuela y son acogidos por tíos o padrinos, el abuso y explotación
que sufren en su puesto de trabajo no es trata. Como comentó un participante, “la explotación laboral no denigra como la explotación sexual”.
En realidad, la restricción a la libertad no se refiere a si la víctima está libre o amarrada, se refiere al tipo de relación que tiene con quien abusa de ella.
- Si hay consentimiento previo no es explotación. Se piensa que, dado que son los mismos chicos quienes negocian el pago, el resultado de esa negociación no puede ser considerado
explotación, porque hubo consentimiento previo.
En realidad, el abuso es fruto de relaciones asimétricas basadas en el poder del adulto sobre la o el menor. Es en el abuso y el chantaje que se vulnera la dignidad de la víctima, sin
importar el acuerdo establecido previamente.
- Es necesario preservar los puestos de trabajo de las y los adolescentes. Se piensa que las denuncias disminuirán las oportunidades laborales de este grupo etáreo.
En realidad, lo que perjudica a las y los adolescentes es el silencio y la desconfianza sobre la veracidad de la historia que cuentan. Las denuncias ayudarían a prevenir que la explotación
laboral de adolescentes continúe reproduciéndose con impunidad.
- La víctima lo es porque es vulnerable. Se piensa que las familias disfuncionales son las que generan adolescentes vulnerables.
En realidad, la vulnerabilidad es algo que provoca quien abusa. Es la relación de abuso la que conduce a las y los adolescentes a una situación de vulnerabilidad.
- La prevención de la trata de personas es tarea del Estado. Se piensa que sólo la PNP y el Ministerio Público deben luchar contra este delito.
En realidad, la prevención de la trata de personas es deber de todas y todos los ciudadanos, más aún en las comunidades rurales donde existe poca presencia del Estado.
Para terminar, la población en general, incluidos docentes y funcionarios, no reconoce la explotación laboral como un fin de la trata de personas, y no lo hace porque forma parte de la
historia individual, familiar y comunal. Jacinto, el comunero con el que empezamos este artículo, concluyó su testimonio con un “son heridas que duran toda la vida” y es que el tiempo no cura
las heridas, el dolor de las víctimas no prescribe.
La prevención primaria no sólo debe informar, tiene que escuchar. Las y los adolescentes que cuentan la historia de abuso, chantaje y humillación que viven, necesitan sanar sus heridas y ello
se puede lograr si nos dejamos de eufemismos y llamamos las cosas por su nombre: la explotación laboral de adolescentes es trata de personas.

Artículo publicado originalmente en Biblioteca de Escuela para el Desarrollo (CEAAL Perú)