“Día Internacional de la Educación”, artículo de Noel Aguirre (CEAAL Bolivia)

Por Noel Aguirre Ledezma.

El inicio del año, es decir, de un nuevo ciclo, siempre es una oportunidad para delinear lo que se debe hacer en el futuro, en este caso, plantear una propuesta de agenda educativa para 2023. Asumiendo que para construir el futuro hay que entender el pasado recordemos que, con la promulgación de la Constitución Política del Estado (07/02/2009) y de la Ley 070 “Avelino Siñani-Elizardo Pérez” (10/12/2010) se definen los nuevos mandatos para la educación boliviana, documentos normativos que en el periodo 2015-2019 se implementan mediante el Modelo Educativo Socio-comunitario Productivo (MESCP) y la aplicación de un nuevo currículo. Posteriormente, como efecto de la sindemia del COVID-19 y los problemas sociopolíticos, la gestión educativa 2020, con clausura incluida, fue un año perdido. Luego, en 2021, se trabajó para garantizar la continuidad de las actividades educativas, mientras que en 2022 se producen dos hechos significativos: por un lado, se retoman las clases presenciales a plenitud y, por otro, desde el Ministerio de Educación se plantea un currículo actualizado que se aplicará en la presente gestión. El saldo de este difícil periodo, como ocurrió en la mayoría de los países del orbe, se puede sintetizar en la necesidad de profundizar acciones en torno a la calidad educativa, más concretamente en la calidad de los aprendizajes y en la de evitar la ampliación de las brechas sociales en y desde los sistemas educativos.

Por esas razones, una de las prioridades de 2023 debe estar orientada a profundizar y darle un sentido integral a la calidad educativa. La aplicación de un currículo actualizado necesariamente tiene que contribuir a mejorar la calidad de los aprendizajes lo que, a su vez, supone fortalecer el sentido y contenido del Modelo Educativo Socio-comunitario Productivo. Un currículo que se concentra en sí mismo y peor aún solo en contenidos, olvidando la concepción de pedagogía, educación y sociedad, corre el riesgo de convertirse en un instrumento sin horizonte ni identidad. Esta calidad educativa, a tiempo de contribuir al logro de objetivos de tipo académico (lectura y razonamiento lógico, entre los principales), tiene que ser pertinente (adecuada a la realidad y expectativas socioculturales) y relevante (de valor social para las personas, comunidad y sociedad), por lo tanto debe desarrollar la formación integral expresada en las cuatro dimensiones del ser humano (Ser, principios, valores e identidad; Saber, capacidad de crear y recrear saberes y conocimientos; Decidir, convivencia y capacidad de tomar decisiones con base en principios; y Hacer, crear bienes tangibles y no tangibles) que plantea el MESCP en la perspectiva de la Educación en, de y para la Vida. Estos propósitos exigen que, desde el punto de vista metodológico, también se considere prioritaria la formación y posterior acompañamiento en la práctica de maestras y maestros, así como la ampliación de la participación de la comunidad en educación.

La calidad educativa requiere también que se amplíen las acciones vinculadas a la Educación Productiva que, a partir de lo dispuesto por el Plan de Desarrollo Económico y Social 2021-2025 y las vocaciones y potencialidades de los territorios y sectores, se diseñen y ejecuten planes estratégicos educativos-productivos regionales y sectoriales; además del desarrollo de la educación que hace uso pedagógico, soberano y creativo de la tecnología, más allá de la instrumentalización de los dispositivos o de la llamada educación virtual.

Otra prioridad de 2023 es la de evitar brechas sociales desde y en el sistema educativo, para ello es urgente poner en práctica programas socio-educativos para resolver de manera inmediata los problemas que nos dejó la sindemia, como la deserción y el retraso en los aprendizajes, así como consolidar la equidad, armonía y coordinación entre los subsistemas del sistema educativo boliviano: Educación Regular, Educación Alternativa y Especial, y Educación Superior de Formación Profesional, tal cual sostiene la Ley de la Educación 070, artículo 1.

Estas son algunas de las prioridades que obviamente requieren de análisis y, fundamentalmente, el compromiso y participación de todos los actores de la educación puesto que, como dice el objetivo 4 de la Agenda de Desarrollo Sostenible, es absolutamente necesario “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.”

Noel Aguirre Ledezma es educador popular, maestro y pedagogo. Director de la oficina de la Organización de Estados Iberoamericanos en Bolivia.