• Windsor Torrico (Bolivia)

    Entrevista a Windsor Torrico Carvajal (Bolivia), publicada en originalmente en La Carta CEAAL Nº 365.  Liberar por el arte: Un modo creativo de hacer política desde los movimientos sociales.   1) ¿Cómo te gustaría presentarte? Hola, mi nombre es Windsor Martin Torrico Carvajal, nací en 1977, desde una posición política y cultural me considero Educador Popular, mi procedencia cultural es aymara-quichua, reconocer eso ha sido importante para mí, no ha sido fácil, en una sociedad que siempre te empuja al modelo o al estereotipo de identidades nacionalistas o comerciales. Como a muchos de mi generación, no nos han enseñado el idioma, pero mis abuelos/as han jugado un papel importante a la hora de compartirme su vivencia cultural. Eso no impide que estemos en camino de aprender. 2) ¿De qué parte de Bolivia eres, cómo ves la situación de los movimientos sociales en tu país?  Mira, es curioso, yo me podría definir geográficamente, que he nacido en la provincia murillo del dpto. de La Paz – Bolivia, pero mi propia vivencia, en mi niñez, me ha llevado a transitar por diferentes lugares de mi país, al final creo que eso también hace parte de mi manera de ser, porque es justamente desde esta experiencia que he aprendido a mirarme a mí mismo, así como a mi entorno cultural y político. A estas alturas de mi vida, tener esa vivencia me ha ayudado a entender  la propia realidad de mi país, de la cual también soy parte, pero es loco, esta realidad es muy similar en términos de cultura a lo que es Latinoamérica misma. Los movimientos sociales, son una gran fortaleza política, para este proceso que estamos viviendo, es curioso, muchos pensaban que la respuesta por una transformación social iba a venir de los espacios intelectuales, lo real es que, la respuesta la dan los movimientos sociales, puede sonar algo abstracto hablar de ellos, así, pero ese movimiento está conformado por personas con una historia, y una cultura, y es justamente desde esta matriz cultural que viene la respuesta política al capitalismo. Para mí es un lindo escenario para aprender y superar esas miopías, de que la gente para ser tiene que estudiar. Tengo la foto de mi abuelo, cuando el militaba el Movimiento nacionalista revolucionario en 1950, el fue parte de un movimiento, actor de una historia, en ese entonces de vital importancia; en ese sentido yo también me siento parte de ellos, porque son parte de mi historia. 3) ¿Por qué elegiste estudiar y profundizar en el camino del arte? Curiosamente yo no estudié, sino que fui haciendo en el camino, yo lo defino como Educación por el Arte, mi primer acercamiento fue a través de Maria Carmen Schulz, cuando estaba en segundo año de la carrera, conocí y trabaje el enfoque lúdico creativo, de ahí para adelante participé en talleres de teatro del oprimido, títeres, payaso, pantomima, teatro de sombras y otros; toda esta experiencia me llevó a pensar mi propia práctica educativa como educador, pero por ese entonces también me encontraba militando en el Movimiento de Educadores Populares de Bolivia (MEPB). Creo que ese encuentro fue casual, ahí me percaté que hay otras formas de hacer práctica educativa-política, y que los lenguajes del arte se los puede usar tanto para domesticar como para liberar conciencias. Creo que en gran medida, no sé si todo, pero por lo que he visto la misma praxis de la educación popular, piensa desde la teoría, pocas veces desde la misma práctica, le cuesta, por eso es más cómodo lo primero, pero porque no pensar desde el cuerpo, y para poder hacer eso tenemos que vivir nuestro cuerpo como campo de opresión, transformación, aprendizajes, y vivencias; ahí justamente, hacer educación por el arte adquiere una dimensión político-pedagógica. Eso es lo que hago, no soy experto, cada día voy aprendiendo un poquito más. Ahora lo particular de hacer esto, es que se entreteje con un acercamiento particular y vivencial que tuve con la música autóctona, ahí la experiencia del Centro Cultural Willka Mayu ha sido vital, comprender que el campo musical así como sus lenguajes también son un campo ideológico y político que construye subjetividad y acción sobre el mundo, también me ayuda a entender que el campo del arte no puede ser neutral, apuestas por un stat quo, o por una transformación de la realidad. 4) ¿Cómo es la carrera universitaria que estás estudiando y tu relación con la identidad cultural, el pasado indígena? Mira yo he estudiado Ciencias de la Educación acá en la Universidad Mayor de San Andrés, la UMSA más conocido por todos, en el transcurrir de mi vida universitaria, producto de la práctica, me fui dando cuenta que la educación no puede ser neutral apuesta necesariamente por un proyecto social y político, aunque no lo diga, entonces me dije estoy estudiando educación para generar neutralidad frente a una realidad social, cultural y política tan jodida o, quiero algo más que sólo estudiar, de ahí fue que opté por una cuestión política y cultural por el enfoque de la educación popular, como una especialidad de lo que podría ser mi carrera. No es fácil explicitar esta relación tan estrecha entre educación e identidad cultural, si la educación no puede ser neutral, la pregunta es, a qué tipo de sociedad apuesta el diseño curricular y sus métodos del ministerio de educación, -ponle de cualquier estado latino americano-, el enfoque educativo del sistema educativo nacional apuesta pues por negar una identidad cultural, e introducir una supuesta identidad universal, que está regulada por la industria cultural del mundo capitalista. En ese sentido la educación se puede constituir en un instrumento de opresión y negación de esas otras identidades culturales, y mira lo han venido haciendo durante mucho tiempo, ahí hay una relación estrictamente política y pedagógica, cuántas personas o pueblos tienen que dejar su identidad en su comunidad para adaptarse a una sociedad consumista y moderna, y esto es algo que pasa no sólo con las culturas indígenas, sino en todo el mundo. Te das cuenta el daño histórico que se ha hecho, usando la educación como una herramienta de la colonialidad moderna. Por tanto la educación, partiendo de su matiz más político como es la educación popular, es un instrumento de liberación de esa otredad cultural negada, cuando llegaron aquí los extraños (k´aras, karais, winkas), la gente sin espíritu, afirmaron y re-contra afirmaron que la invasión que hacían era justa, ahí tienes los argumentos de Sepúlveda, sobre el fundamente de que no teníamos cultura y que por tanto tenían que educarnos y evangelizarnos, eso es un hecho político, pero a la vez educativo –negar nuestra manera de ser-, realmente revuelve el corazón saber que murieron tantos abuelos, abuelas, hermanos por la ignorancia de esa gente. En ese sentido hay una deuda histórica que Europa y sus descendientes deben pagar al mundo, no sólo con nosotros, sino con la humanidad; porque la solvencia del mundo occidental moderno, se la ha hecho sobre la explotación, opresión y genocidio de muchos pueblos, por justicia histórica. Desde una perspectiva política, la educación, así como la escuela es un producto moderno, pero a la vez un discurso del desarrollismo occidental que justifica la opresión económica de otros pueblos, es decir que para entrar al tren del desarrollo utilizas los parámetros, métodos, contenidos y recursos educativos del paradigma occidental; que lo que termina haciendo al final de cuentas es negar los saberes, conocimientos, tradiciones y expresiones culturales de muchos pueblos y culturas, así como sus concepciones de mundo, no sería bueno preguntarse como conciben la vida, el mundo, la educación y la política otros pueblos, o concretamente las culturas aymaras, tobas, mapuches, guaranis, quechuas, chipayas, ayoreas, tsiman, tacanas, etc. Para desde ahí construir y aprender otras maneras, en vez de seguir jugando al desarrollismo alternativo. 5) ¿Qué es para ti una sociedad justa, solidaria y feliz? ¿Qué papel juega la Tierra, la Naturaleza en esto? Depende desde donde quieras definirlo, desde los principios del mundo moderno y cristiano, o desde una otredad cultural que parte desde otro horizonte de humanidad; no te olvides que el enfoque occidental no es la única manera de comprender este mundo, que es desde el cual se oprime y dirige las riendas de este mundo, sí. Creo que hay otras maneras de concebir el mundo y al mismo ser humano, mientras un paradigma ve en la tierra recursos renovables y no renovables, otros pueblos vemos a nuestra madre que nos cobija y nos alimenta, y es justamente desde ahí que se pueden cuestionar y repensar esta idea de justicia, felicidad, etc. La tierra es una sola, como un cuerpo entrelazado por una serie de tejidos y sistemas, donde circula la sangre, donde cada órgano cumple una función, así no mas es el mundo, las personas somos como unas pequeñas células y nuestros pensamientos como corrientes electromagnéticas por donde nos comunicamos y relacionamos con el todo. La naturaleza no se ha alejado del ser humano, es el ser humano que se ha alejado de la naturaleza, lo que hemos vivido hasta ahora es como una enfermedad, de la cual tenemos que curarnos, y es justamente esta tierra que está mal, y como si nosotros mismos nos hiciéramos daño, al no darnos cuenta que la tierra es un ser vivo que no cobija, somos parte de ella así como ella es parte de nosotros; ahí justamente, partir de otras cosmovisiones nos pueden ayudar a comprender mas humildemente la vida y no joderla como lo estamos haciendo. Si matamos a nuestra madre, es como matarnos poco a poco. Y, eso pasa por repensar y construir otras categorías sociales, políticas y culturales para trabajar por una realidad distinta, la Educación Popular es uno de los instrumentos.  6) ¿Cómo ves a tus hermanos bolivianos en este nuevo período de gobierno de Evo Morales? Hemos apostado por una continuidad, además porque sentimos que este es una muestra para el mundo entero, es un proceso que recién comienza, pero Evo Morales no sólo representa a un partido político, sino que es el sentimiento de muchos pueblos y de nuestra propia historia. Aunque está claro que estamos haciendo política con  las reglas, instituciones y recursos del paradigma europeo-moderno. Dar un paso más allá va a ser todo un proceso. Pero mira lo curioso la respuesta al capitalismo, viene por parte de los pueblos indígenas, movimientos sociales, porque nuestra experiencia histórica y política nos permita pensar, sentir, vivir desde una óptica distinta a la racionalidad occidental; a pesar de que vivamos una realidad capitalista, la matriz cultural desde la cual sentimos y hacemos el mundo es otra. Pero por supuesto hay mucha tela que cortar, en seis años es difícil revertir y desmontar toda una historia larga de opresión y colonialismo interno. Pero estamos caminando para eso, Evo es sólo la punta de la lanza, poco a poco, con errores y con aciertos hay gente y pueblos que están despertando. Jallalla Abya Ayala…!!!!, Viva Latinoamérica toda….!!   Educador popular, nacido en la Provincia Murillo del Departamento de La Paz, Bolivia, el 16 de junio de 1977. Cursó toda la primaria en escuelitas locales, y los estudios secundarios en un colegio nocturno. Luego de un largo deambular sin saber qué hacer, regresa a La Paz para hacer trámites. Recién ahí se entera que no tenía certificado de nacimiento…  Estudió Ciencias de la Educación en la Universidad Mayor de San Andrés, especializándose en Educación Popular por una convicción política e identitaria. En este momento, está en calidad de egresado realizando su tesis de grado sobre “LOS SIGNIFICADOS QUE CONFIGURAN EL PROCESO DE APRENDIZAJE DE LA MÚSICA AUTÓCTONA”. Durante un buen tiempo ha trabajado en comunidades rurales, participa del movimiento de educadores populares de Bolivia (MRPB), y en la actualidad es integrante del Centro Cultural Willka Mayu. También ha realizado algunos programas de música autóctona en la radio Wayna Tambo 101.7.  Entrevista realizada por Ángeles Núñez, publicada en La Carta CEAAL Nº 365, angelesnunez5@gmail.com  


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  • Efrén Orozco (México)

    Entrevista a Efrén Orozco, educador popular de México. “…los lenguajes sensibles como las canciones, el teatro, la poesía, la narrativa, son excelentes viáticos para “vitaminar” la transformación personal y grupal, para apuntalar la mística en el trabajo y reencontrarse con la identidad, tanto individual como colectiva”. Efrén Orozco, México La Carta: ¿Cómo y por qué se vinculó usted con la Educación Popular? Efrén Orozco: En el año de 1973 un grupo de cinco ex seminaristas, inspirados en las lecturas y reflexiones sobre los documentos del Concilio Vaticano II, los Documentos de Medellín, entrevistas y conciliábulos con curas “progresistas”… impulsados, en fin, por el ánimo de hacer real una “inserción” honesta en el mundo de los pobres, nos fuimos a vivir al  barrio de Santa Rosa, en la periferia de Guadalajara, nuestra ciudad de residencia. (Omito vicisitudes, pleitos, rupturas, heterodoxias, romances…que son parte de otra novela). El caso es que resultamos vecinos del barrio de Santa Cecilia, donde el IMDEC (Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario), fundado por Carlos Núñez en 1983 y dirigido en ese entonces por Miguel Bazdresch, llevaba adelante proyectos muy bien armados de educación y comunicación popular. Pronto nos dimos cuenta de que, a pesar de ese nombre que parecía más el de una dependencia del gobierno, quienes formaban ese grupo eran gente que buscaba lo mismo que nosotros, pero con más elementos teórico-prácticos y más recursos, pues nosotros nos buscábamos el sustento trabajando en diversos menesteres: uno en una fábrica de cemento, otro en Obras Públicas del  municipio, otro más como peón en la construcción de un túnel de aguas profundas que se hizo en ese entonces; otro encontró trabajo en una fábrica de bolsas de plástico. Yo me ubiqué como obrero en una fábrica de implementos agrícolas… (perdón, me arrastró el recuerdo). El espacio laboral de cada uno era la primera palestra para ejercitar nuestros afanes concientizadores, abordando principalmente asuntos sindicales,  y en las tardes y noches nos volcábamos al “trabajo de grupos” en el barrio.   Formamos, entre otros “proyectos” (no les llamábamos así) un grupo de música folclórica  latinoamericana – a dos de nosotros nos daba por la música – en el que incluimos a varios, entonces jóvenes, del barrio. Empezó por esa época mi dedicación a poner en canciones la problemática de las zonas llamadas entonces “marginadas”. Pronto el grupo sonó más allá del barrio y no tardaron en invitarnos a los festivales populares que la ya robusta organización barrial de Santa Cecilia organizaba. Eso propició conocer más de cerca a la gente del IMDEC. Nos invitaron a conocer sus instalaciones y los materiales de apoyo educativo que ya entonces usaban y prestaban a otros promotores sociales. Nos hicimos usuarios de sus materiales. Y fue justamente en una visita que hice al IMDEC, un sábado de agosto de 1976, para solicitar unos audiocasettes para mi trabajo con un grupo de señoras del barrio de Santa Rosa, que Carlos Núñez me invitó a trabajar en el instituto. Coincidió su invitación con dos asuntos determinantes: Uno, que me acababan de echar de la fábrica, y otro, que el grupo de los cinco estaba en franco proceso de disolución. Así, el lunes siguiente, en vez de acudir  a una entrevista  laboral en equis empresa, me presenté a trabajar en el IMDEC, lo cual me permitía, por supuesto, continuar en una opción de trabajo que daba continuidad  y cobijo a mi opción de vida. Por los estrechos pasillos y desde las primeras reuniones de trabajo me di cuenta que andaba en boca de todos un tal Paulo Freire. Me empecé a familiarizar con una terminología que me ayudaba a ponerle nombre a lo que yo venía intentando hacer de una manera “lírica”, intuitiva…comenzando por “educación popular” y siguiendo con “teoría de la marginalidad”, “metodología”, análisis de la realidad, etc. Fui aprendiendo a “instrumentar la voluntad” de trabajar con la gente, con el pueblo; que no todo era cuestión de buena voluntad. Me “receté” en un dos por tres La educación como práctica de la libertad y La pedagogía del oprimido, que empezaban a circular en México en esos años. Mi primera asignación de trabajo fue coordinar algo que se llamaba “Taller de Bases”: un proyecto de formación socio-política desde la práctica, que agrupaba a 14 ó 15 organizaciones populares de la periferia de la ciudad, con la idea de crear –como se hizo- el Frente Popular Independiente… En fin, el sintonizar con el IMDEC me ponía en la frecuencia de lo que en  Latinoamérica se venía llamando “Educación Popular”. Luego vino la creación de la Red Nacional de Educación Popular en 1978, la Red Alforja (Centroamérica y México) en 1981 y la incorporación al CEAAL, en 1984. ¿Cuál es el papel de la EP en su país y en América Latina? En todos los países de nuestro continente la Educación Popular juega un papel importante como promotora de una  toma de conciencia crítica y política sobre la realidad y como impulsora de procesos de transformación hacia una vida plena; hacia el buen vivir. La filosofía educativa, los basamentos pedagógicos, epistemológicos y éticos de los que se nutre, que hablan siempre de una coherencia entre teoría y práctica (entre el deber ser como discurso y el hacer como práctica real, entre la convicción teórica y la acción concreta… entre la palabra y los hechos) mucho tienen que aportar no sólo en el campo de la llamada “educación no formal” sino en la academia misma, en los sistemas escolarizados formales. Juega un papel de reveladora y denunciadora de tantas “normalidades” enquistadas: el machismo, las discriminaciones de toda ralea, las lacerantes asimetrías económicas en nuestros países provocadas por el capitalismo salvaje llamado neo-liberalismo. Un papel hoy por hoy preponderante es contribuir a la construcción de una ciudadanía fuerte y organizada que se haga sentir como verdadero contrapeso a las partidocracias que han desvirtuado la búsqueda de una verdadera democracia. Aun en el hipotético caso de un gobierno conformado muy al gusto de todos los grandes bloques y pequeños grupos progresistas y democráticos, la EP tendría vigencia y aporte, porque su razón de ser no se finca sólo en la  protesta, sino en la capacidad de propuesta para todo lo que lleve a una vida digna, plena, libre de todo lo que signifique opresión. Como dice Benedetti: “…es decir, que en mi país/ la gente viva feliz/ aunque no tenga permiso”. ¿Puede compartir brevemente una experiencia o testimonio de empoderamiento o transformación que haya vivido o conocido? Hay, por supuesto, muchas anécdotas y testimonios tan emocionantes como aleccionadores. Tan sólo de la Escuela Metodológica, que cuenta ya con más de 35 generaciones de participantes en México y otros países, podría extenderme platicando algunos episodios. Pero me viene a la mente algo más o menos reciente y aparentemente fuera del contexto educativo. Hace unos cuatro meses me invitaron a cantar en el 40 aniversario de una cooperativa de vivienda que en los años setentas promovieron y acompañaron el IMDEC y las Misioneras de Berriz. Me encontré allí con un muchacho a quien hacía 31 años –cuando él tenía 9- yo le había regalado un cassette con la grabación de una canción titulada “Esta tierra es nuestra” que hice como síntesis de una especie de sistematización que hicimos a los nueve años de la cooperativa. Se lo di a él porque fue el primer niño nacido en aquella incipiente comunidad. Al terminar mi presentación se me acercó, me dijo quién era y me abrazó. Me contó que conservaba el cassette, que había transferido la canción a un CD, y que siendo dirigente de la cooperativa, cuando se sentía cansado, desanimado con los problemas que enfrentaban, escuchaba la canción para ayudarse a recobrar fuerza y entusiasmo. Al regresar por la noche a mi casa, frente a la computadora repasé un correo que hacía no mucho me había enviado mi hijo mayor, quien estudia un posgrado en Chiapas, y que casualmente tiene la misma edad del muchacho de la cooperativa, pidiéndome le enviara la canción que le hice cuando nació.  Me confirmó en la idea de que los lenguajes sensibles como las canciones, el teatro, la poesía, la narrativa, son excelentes viáticos para “vitaminar” la transformación personal y grupal, para apuntalar la mística en el trabajo y reencontrarse con la identidad, tanto individual como colectiva. ¿Tiene algún consejo o recomendación para mejorar las prácticas de  Educación Popular? Son varios; sobre todo para la gente joven y porque “el que no oye consejo no llega a viejo”: cuiden su salud. Las educadoras y educadores populares debemos saber descansar para durar. Saberse  “desconectar” de la bataola de los demandantes quehaceres, sin dejar de ser productivo, es un arte necesario. A veces el trajinar frenético, como adictivo, viene siendo una especie de velo para ocultar una especie de síndrome de mesianismo: sin mí no se hace nada. Otro, muy ligado a lo anterior: cuiden sus relaciones familiares; sobre todo quienes tienen pareja y/o hijos. La absorción en el trabajo suele cobrar facturas a veces altas. (Recuerden que la propia familia también es pueblo). Por último, no dejen experiencias sueltas, desperdigadas; sistematicen. Sólo así se hace vida lo realizado. Los consejos y recomendaciones  metodológicas no pueden darse en general, sino ad casum. Las orientaciones y admoniciones de más envergadura técnico- teórico- filosófica, que nos las sigan proporcionando los expertos, que los hay y muy buenos. (Entrevista publicada inicialmente en revista La Carta del CEAAL 409. 15 de marzo 2011)


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  • Nydia González (Cuba)

    Foto: Ismael Bautista Entrevista a Nydia González Rodríguez, educadora popular de Cuba y presidenta honoraria de CEAAL. (Entrevista publicada inicialmente en el número 331 de La Carta del CEAAL) … me atrevo a aconsejar que para aprender de nuestras propias prácticas es necesario acostumbrarnos a sistematizar más nuestras experiencias y extraer de ellas aprendizajes que podamos compartir con otros, estoy convencida de ello. La Carta:  ¿Cómo y por qué se vinculó usted con la Educación Popular?  Nydia González: No sé exactamente si fue en 1986 o en el 87, que el CEAAL se reunió en Cuba, y para dicha reunión recibimos una invitación en la Escuela Superior del PCC, fui designada para asistir un poco como observadora de la actividad, ya que fungía como Vicerrectora Docente del Centro y me interesaba conocer lo que en América Latina se estaba haciendo en educación de adultos. Esa reunión se desarrolló como un taller donde pudimos vivenciar la metodología de la EP, que para nosotros fue como la fuente de agua que busca un sediento, pues desde hacía años, investigábamos y buscábamos formas y herramientas que pudieran hacer nuestra docencia más participativa, más creativa, más dialogada, más cercana a nuestra práctica y con una intencionalidad más de proyección de soluciones a problemas muy concretos. Por ello, no es posible expresar cómo quedamos cautivados para siempre tan sólo en el primer día. ¿Cuál es el papel de la EP en su país y en AL? Carlos Núñez decía que si había un solo país en el mundo donde la EP pudiera constituirse en práctica generalizada, ese país sería Cuba, dada las condiciones de coherencia, de intereses entre el proyecto social y la esencia política de la EP, y además siempre he considerado que resulta de suma importancia para la supervivencia de la Revolución Cubana, el desarrollo de una práctica educativa cada vez más cercana a los postulados de la EP. Tal vez por ello es que muchas ONG´s en Cuba, están desarrollando acciones de capacitación en proyectos de transformación comunitaria, o como procesos educativos en la formación de docentes o en la superación posgraduada de líderes barriales y dirigentes de los órganos del Poder Popular. Pero los educadores populares estaremos totalmente satisfechos cuando esta metodología dialéctica, revolucionaria y participativa, sea la sabia que pedía Martí para nuestro Sistema de Enseñanza desde la primaria hasta la Universidad. ¿Puede compartir brevemente una experiencia o testimonio de empoderamiento o transformación que haya vivido o conocido? Quiero referirme a lo que para mí fue una escuela de Educación Popular, el  Colectivo de Investigación Educativa (CIE) “Graciela Bustillos”, que durante doce años fue una práctica educativa que marcó para siempre a cientos de educadores y a otros tantos jóvenes estudiantes que desde los CIE estudiantiles no sólo tejieron sueños  sino que comprometidamente pudieron sentir cómo crecían y se transformaban a la vez que transformaban su entorno.  ¿Tiene algún consejo o recomendación para mejorar las prácticas de EP? Si el consejo es algo que podemos dar aunque no lo cumplamos, entonces me atrevo a aconsejar que para aprender de nuestras propias prácticas es necesario acostumbrarnos a sistematizar más nuestras experiencias y extraer de ellas aprendizajes que podamos compartir con otros, estoy convencida de ello.  


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