Editorial. La Carta 621. «Resistencias y re-existencias en América Latina y el Caribe: “Hasta que la dignidad se haga costumbre”»

 

Mayo 2021

Resistencias y re-existencias en América Latina y el Caribe: "Hasta q la dignidad se haga costumbre"

La presente publicación de La Carta se da en el contexto particularmente desafiante para educadores y educadoras populares de Nuestramérica. El contexto inédito de pandemia puso al desnudo y agudizó exponencialmente todas las facetas de la crisis civilizatoria que el anudamiento de capitalismo, patriarcado y colonialismo vienen produciendo en todo el planeta.

Es por ello, que en estos tiempos La Carta ha servido no sólo como canal de comunicación y expresión de los esfuerzos y apuestas que se vienen haciendo desde las educaciones populares en diversos contextos, sino también como expresión de las múltiples opresiones y resistencias que han devenido en prácticas y procesos de re-existencia colectiva en nuestros territorios.

Retomando esos sentidos queremos hoy colocar en el centro de nuestra atención dos procesos que en el último mes son particularmente relevantes. Uno es el paro nacional en Colombia que desde el 28 de abril pasado se ha constituido en un proceso de resistencia y movilización popular de incidencia inédita para nuestro continente todo. Como expresión de la lucha popular que tuvo como punto de partida la movilización contra la reforma tributaria que el Gobierno de Iván Duque pretendía sostener, se constituyó el vértice en el cual convergieron múltiples luchas y demandas contra un modelo neoliberal feroz, una política de masacre y muerte al cual organizaciones, movimientos de distinto tipo vienen enfrentando desde hace tiempo: indígenas, de mujeres, trabajadorxs, intelectuales,  artistas, maestrxs y sobre todo las juventudes que hoy han dicho basta. Basta de autoritarismo, de incumplimiento de los acuerdos paz, de negociados, de privatización de los bienes comunes, de desigualdades y, sobre todo, basta a un modelo que obtura el futuro de las mayorías populares en Colombia. No es una explosión ni un desborde social, es fruto de la creciente toma de conciencia, organización y movilización, de aprendizajes colectivos y sobre todo de la experiencia de poner en acciones de corporeidad colectiva las disputas centrales entre proyectos que ponen a la vida como centro y proyectos que, por defensa de intereses de un capitalismo feroz cada vez más concentrado, se han convertido en una política de muerte y aniquilamiento de personas, de territorios, de bienes colectivos. Sus puntos de resistencia y lucha política no sólo son de y para Colombia sino puntos de anclaje y resistencia para toda América Latina y el Caribe.

El otro proceso que queremos recuperar es el de la elección de integrantes de la Asamblea Constituyente en Chile. Como salida política a un proceso de sistemática y permanente movilización desde octubre de 2019 que ni la cruel represión ni el sostenido intento de deslegitimación pudieron aminorar, se hizo la convocatoria a elecciones para la elaboración de una nueva Constitución nacional. Esta nueva Constitución será la que ponga fin al legado pinochetista que perpetró por 30 años los privilegios de una clase social y fue el amarre político de un modelo neoliberal que pretendió ser el faro exitoso para toda América Latina. Con el intento de seguir teniendo el control político sobre la nueva constitución, la derecha chilena pretendía obtener un tercio de la Asamblea constituyente que le permitiera ejercer el derecho de veto sobre las propuestas de dicha Asamblea. Sin embargo y como expresión de nuevos emergentes fruto de la conciencia política construida en años de lucha (desde la movilización de los pingüinos hace más de 10 años) hasta nuestros días, las elecciones han dado lugar a un amplio predominio de constituyentes provenientes de la izquierda, de movimientos sociales, de independientes, mujeres, jóvenes y una representación importante del pueblo mapuche. Un amplio espectro que pone fin no sólo al legado de la dictadura de Pinochet, sino también a la política acuerdista de los partidos de la Concertación chilena que se constituyeron en una suerte de continuismo y garantía del modelo neoliberal en democracia. Así Chile nos reinicia la esperanza.

Hoy las mayorías populares en su diversidad y multiculturalismo, en su multiplicidad de expresiones y demandas han ganado no sólo las calles sino también los canales institucionales. Y sobre todo abren los horizontes de futuro de Nuestramérica. Se convierten en faros de resistencia y de re-existencia y perfilan la esperanza en un futuro de vida digna para nuestro continente. Como reza una pancarta: HASTA QUE LA DIGNIDAD SE HAGA COSTUMBRE.

María Rosa Goldar

Integrante del Equipo de Coordinación Estratégica de CEAA

y del Colectivo CEAAL Argentina