Las y los integrantes de la Red MesoAmeri-Kaab (Red MAK) reconocemos que las mujeres estamos inmersas en la construcción, a veces desde nuestros oficios, a veces desde nuestros compromisos familiares o comunitarios, y la mayoría desde nuestra cotidianidad… Sin embargo, esta afirmación no es común porque en este ámbito también, el sistema patriarcal nos ha estado invisibilizando, como siempre lo ha hecho históricamente. Los prejuicios de la sociedad y la división sexual del trabajo no han dejado de estar presentes en nuestro caminar, y hoy siguen marcando fuertemente nuestros pasos en el mundo de la construcción con tierra.
Es por ello que hoy, 8 de marzo 2021, día en que reivindicamos los derechos de la mujer trabajadora, lanzamos este manifiesto en el que hacemos emerger los principales retos y aprendizajes compartidos en los 28 testimonios de mujeres de diferentes territorios, realidades y contextos en la campaña de sensibilización “Los retos que enfrentan las mujeres en el mundo de la construcción con tierra y otros materiales locales”.

Con la voz de 28 mujeres, denunciamos los RETOS que enfrentamos:
La falta de reconocimiento social por razón de género. Que se expresa en la puesta en duda de nuestras capacidades y que nos exige más solo por ser mujer; en la desigualdad laboral; en el plagio y usurpación de conocimiento generado por nosotras.
La “otredad” femenina y las estructuras jerárquicas del sistema patriarcal. Que nos construyen como subalternas y dificulta que los hombres con los que trabajamos en la construcción respondan positivamente a una imagen de autoridad femenina o se atrevan a romper la verticalidad organizativa.
La discriminación por ser mujer. Que se expresa en la falta de confianza y apoyo desde el entorno cercano por desarrollarnos en un campo reconocido tradicionalmente como “masculino” y los impedimentos para acceder a oportunidades laborales en el campo de la construcción.
La desigualdad de género. Que excluye a las mujeres del ámbito público y demerita nuestro trabajo, socavando nuestra autoestima y haciéndonos dudar de nuestra capacidad de hacer tareas designadas como “fuertes” o “masculinas”.
La doble jornada laboral. Que nos permite incursionar en el ámbito público para llevar sustento a nuestras familias, pero nos exige a la vez cumplir con las tareas de cuidado en los diferentes ámbitos, dificultando ejercer nuestra profesión en igualdad.
La violencia machista. Que obstaculiza nuestro desempeño en el sector tan masculinizado de la construcción, exponiéndonos a acoso sexual y hostigamiento, impactando negativamente en nuestra salud, integridad física y moral.

Con la voz de 28 mujeres, afirmamos los APRENDIZAJES que nos llevamos:
La apropiación del mundo de la construcción. Que precisa romper estereotipos, reconocer la participación de las mujeres en el mundo de la construcción como legítima y valiosa y se beneficia de adecuar líneas de producción.
El reconocimiento de nuestras fortalezas y la autoconfianza. Que implican reconocer mis capacidades y las capacidades de otras mujeres para aportar valor en el mundo de la construcción.
El aprendizaje, la experiencia y la creatividad. Que son caminos hacia la autoconfianza.
El poder de las alianzas y la sororidad. Que son innatas en las mujeres y potencializan nuestras capacidades de compartir saberes, construir comunidad y mejorar de manera autónoma nuestras condiciones de vida.
La conexión con la tierra. Que nos habla de la relación táctil amable con la tierra, de la búsqueda de materiales de construcción que arropan a las personas y de modos de construir que cuiden nuestro entorno.
SER mujer. Que nos insta a desenvolvernos en el mundo de la construcción como mujeres, siendo nosotras mismas, dando cabida a la solidaridad, a la empatía, a la sensibilidad, a estructuras de trabajo horizontales, generando espacios de aprendizaje."

Desde la Red MesoAmeri-Kaab, defendemos el Derecho al Hábitat desde la identidad cultural y el diálogo de saberes bajo una perspectiva de género. La participación de las mujeres en la construcción con tierra teje una doble lucha: la reivindicación del lugar de las mujeres en la construcción y la defensa del derecho a construir con materiales locales.
Por ello afirmamos que es indispensable reconocer a la mujer como un sujeto político diferenciado que tiene sus propias necesidades, sus propias aspiraciones, vivencias y ritmos. Sólo así podemos comprender las diferentes formas de habitar, pero también las diferentes facetas de construir. Reconocer esta otra forma de ser constructora y de interactuar en la construcción, desde el SER mujer.

Mediante este manifiesto, les invitamos a aceptar el reto de que, juntas y juntos, mujeres y hombres, nos cuestionemos sobre la opresión hacia la mujer en el mundo de la construcción y generemos propuestas de cambio que nos permitan construir otros mundos posibles.