“Paulo Freire. Legado de historias para transformar el futuro.”, artículo de Camilo Álvarez, CEAAL Uruguay.

por Camilo Álvarez López, de CEAAL Uruguay.

Este año, se cumplen 100 años del nacimiento de Paulo Freire un político, educador, pedagogo (valgan las redundancias) que nació en Brasil, pero es Latinoamericano. Sin embargo, también se conmemoran los 50 años de su obra “Pedagogía del Oprimido”, un texto cargado de esperanza que revolucionó buena parte de los procesos pedagógicos de nuestro continente y del mundo.

Para quienes vivimos en Uruguay, es un recuerdo recurrente cuando pensamos en Paulo, aquellos días de junio de 1989, en la casa del maestro hablando a educadores que habían colmado las calles, un AEBU repleto también, siempre en un dialogo fluido y dialéctico con quienes escuchaban y preguntaban.

Un tiempo ferviente para nuestro país, veníamos saliendo de la dictadura. El 16 de abril de ese año el voto amarillo afirmaba la ley y la impunidad. El movimiento popular había alcanzado el 43% de los votos para derogar dicha ley. Ante aquella derrota, Eduardo Galeano dijo que “Uruguay era un país gris con un país verde en la barriga”.

El 17 de enero de ese año, había muerto Alfredo Zitarrosa cantautor popular, el 28 de abril muere Raúl Sendic, líder del Movimiento de Liberación Nacional, icono de las luchas sociales en Uruguay, sobre fines de año, el 27 de diciembre moría Rodney Arismendi, líder el Partido Comunista de Uruguay.

También ese año caía el muro de Berlín el 9 de noviembre con las consecuencias que esto trae a buena parte de la izquierda mundial.  Además, el 14 de marzo de 1989 se da una de las rupturas mas grandes que tuvo el Frente Amplio de Uruguay. Y unos meses después, el Frente Amplio gana la intendencia de Montevideo, conquistando la capital del país.

Todo lo anterior, para hacernos una idea del contexto en el que sucede la venida de Paulo Freire a Uruguay. Un país que para quienes formaban parte del movimiento popular y social, estaba en transformaciones importantes.

En aquel junio de 1989, Paulo vino como invitado de Centro de Investigaciones y Desarrollo Cultural en si 15º aniversario. En aquel momento, Paulo pisaba los 70 años y había sido nombrado Ministro de Educación en San Pablo, Brasil con el triunfo del PT (Partido de lo/as Trabajadore/as).

La experiencia acumulada de Paulo tanto en los proyectos que trabajó como en las circunstancias que le tocó vivir, dan cuenta de un militante de la esperanza, de un incansable amante de la vida. Los mensajes que deja Paulo en Uruguay hablan de eso, de la complementariedad de la educación, la política, la ética.

Hoy deberíamos comenzar aclarando que cuando hablamos de política, nos referimos a esa actividad naturalmente humana, según Aristóteles y no a partido ninguno. Debido a la campaña de desprestigio de la política, que solo la coloca como actividad que realizan profesionales y vinculada lo gubernamental. Nosotros rescatamos una política de los comunes, una política pedagógica, que habla con los oprimidos para transformar realidades.

Haciendo un recorrido por lo que significó aquella visita de Paulo a Uruguay, podemos ver cómo fue sembrando en las distintas actividades y encuentros, semillas de esperanza.

Paulo que había sido proscripto en la dictadura cívico-militar de Uruguay, que había sido prohibido él y su pedagogía del oprimido, podía entonces hablar y llevar un mensaje de emancipación y liberación a militantes, educadore/as y activistas.

Durante su prohibición y censura, la obra de Freire era leída v y reflexionada en silencio, en voz baja por miles y miles, en casas, iglesias, plazas y esquinas. Porque, en definitiva, no hay prohibición que pueda con la fuerza de la libertad.

Según nos relata José Luis Rebellato, en una conferencia de prensa de aquella visita, Freire dijo a propósito de la indignación:

“Es la propia realidad la que, en muchos momentos, puede llevarnos a una situación de desesperación, de apatía, en la cual perdemos la visión de un mañana en el que ya no creemos.  Es exactamente esta realidad la que me lleva a plantear la necesidad de la indignación.  Es decir, en lugar de una posición fatalista frente a un mundo de dominación, en lugar de volverme fatalista -y por lo tanto cínico- yo planteo la necesidad de una pedagogía indignada.  Yo planteo una existencia indignada.  Para que sea eficaz esta indignación, tiene que ser planteada, también, en forma eficaz”.1

Como decíamos antes, el Paulo que llega a Montevideo en aquel momento, estaba atravesado además por su circunstancia, la de ser Ministro de Educación como militante del PT. En este sentido, no omite las particularidades de la tarea para quien había escrito Pedagogía del Oprimido y hoy se encontraba en la gestión pública.

Es menester decir que dentro del largo camino de la educación popular como hoy la concebimos, no fueron pocas las discusiones acerca desde donde se pueden desarrollar procesos de Educación Popular y la tensión entre lo formal y lo no formal ha sido una constante.

Desde nuestra visión, que además hemos escrito y venimos desarrollando, la educación popular como movimiento cultural que pretende transformar la realidad a favor de la justicia y la libertad puede ser expresada en cualquier ámbito, asumiendo siempre su intencionalidad ética, política y pedagógica y asumiendo con coherencia y humildad los límites y las contradicciones en las que nos movemos.2

Sobre esto Paulo Freire, fue contundente en sus charlas y conferencias en Uruguay. No solo decía que siempre hay opción para desarrollar una educación popular y liberadora, más allá del contexto. Invitaba a tener la osadía de verse en la contradicción, pues es la única manera de superarla. Sin enfrentar la contradicción dejaremos espacios sin disputar.

De esta manera, la Educación Popular desde nuestra perspectiva se convierte en un proceso fundamental para las transformaciones que hacen falta en el camino de sociedades sin oprimidos ni opresores; sociedades igualitarias y con justicia, sociedades verdaderamente democráticas y participativas, donde el centro sea la naturaleza y no el mercado. La Educación Popular entonces, adquiere la tarea de promover procesos de formación de sujetos históricos transformadores, de promover prácticas sociales que se desarrollen dentro la intencionalidad política por cambiar nuestra realidad. Construyendo con el pueblo y los oprimidos los procesos de cambio.

Pues algo que nos ha enseñado Freire es que los oprimidos reproducen la cultura del opresor, esa colonización es parte de la construcción hegemonía que ha hecho el sistema. Por eso, la educación popular disputa sentidos fundamentalmente y el desanclaje de lo que se tiene inoculado, a partir de la reflexión crítica sobre nuestra cotidianidad, a partir de leer el mundo y el contexto.

En nuestros cursos de formación en educación popular, partimos mencionando las “raíces de la educación popular” para no hablar de origen o de historia de la educación popular, pues el movimiento conocido como educación popular es rizomática y arborescente. Al nombrar la raíz inicial, nombramos la conquista de América, como acto de resistencia a la colonización, pero entendiendo que toda resistencia es un acto de creación.

Volviendo a la visita de Freire a Uruguay, uno de los temas que abordó luego de una pregunta en la conferencia realizada en AEBU, fue la posibilidad de la calle como espacio educativo. Allí Freire mencionó la situación en San Pablo de los niños en situación de calle y de otras ciudades. A partir de esto, nos dice que también la calle es un espacio para trabajar la educación popular, siendo que lo fundamental es transformar radicalmente la sociedad, por esto es necesario reinventar caminos desde quienes cumplen roles de educadores en el universo de la calle. Sumaba además que la experiencia de quienes trabajan con niños en situación de calle puede ayudar mucho a los procesos educativos que se generan en otros espacios, formales o no. Haciendo un llamado claro a la interacción de saberes.

Vemos una vez más a un Freire que nos empuja a contextualizar nuestra práctica, a saber, que en el lugar donde estemos podemos siempre contribuir a esa necesaria transformación del mundo. Y esto, básicamente porque la práctica social, nuestras prácticas cotidianas jamás son neutras, por eso es importante preguntarse a favor de que o de quienes se realizan.

Freire que venía de una formación cristiana, supo llegar por distintos lugares a nuestro país. Así las primeras publicaciones de su obra en Uruguay fueron en la revista cristianismo y sociedad. Donde ya, en aquellos años impulsaba a una buena cantidad de militantes políticos, sociales, cristianos a discutir con él a través de sus obras y desde las prácticas desarrolladas.3

Es importante también destacar el llamado que hacía Freire en sus actividades al trabajo Inter organizaciones, es decir disputar la fragmentación en la que muchas veces cae el movimiento popular, donde distintas organizaciones se desafían a ver quién es más radical o quien representa mejor a ciertos sectores o más aún, quien porta las metodologías verdaderas. Esta llamada de Freire más vigente que nunca, resulta fundamental para la tarea de lo/as educadore/as populares hoy.

Lo anterior, en palabras de Freire implicaba ser tolerante, asumiendo la tolerancia como un aspecto revolucionario. Hoy podemos decir que la tolerancia y el respeto a quienes piensan distinto. Siendo este atributo esa sabiduría que me hace convivir con el diferente para pelear con el antagónico.

Sin duda que Paulo Freire logrará desbordar hoy y siempre cualquier intento de categorización o clasificación. Mas aún, la tarea sigue siendo comprenderlo, comprender y defender su legado. Asumir la intencionalidad política de nuestras prácticas y tender lazos para juntarnos con otro/as.

Empujar desde distintos lugares, reinventando el poder y construyendo poder. Porque “educar no es el acto de consumir ideas sino de crearlas y recrearlas”. Este llamado, desde todas las luchas, nos convoca a continuar la tarea de transformar el mundo. Sabiendo que el camino es tan importante como el destino y que aún en el camino podemos descubrir y construir destinos. Nadie educa a nadie, pero tampoco nadie se educa solo, los hombres y mujeres nos educamos en colectivo y en conjunto.

Hoy, a 31 años de aquella primera venida de Freire a Uruguay, nos quedan los ecos de las enseñanzas, sonando tan fuertes como en aquel momento.

Nuevos contextos, nuevas experiencias, nuevos movimientos… las mismas fuerzas para transformar.

Sumamos nuestras voces al legado Paulo Freire en estos 100 años de su nacimiento y 50 años de la Pedagogía del Oprimido. Un año que nos permita reflexionar sobre nuestras prácticas, que nos permita preguntarnos a quien favorecemos con nuestras prácticas y a que favorecemos también.


Paulo Freire: Educación y proyecto ético – político de transformación. (José Luis Rebellato)
https://www.ceaal.org/v2/archivos/publicaciones/carta/EP-caminando-por-el-laberinto.pdf; Camilo Álvarez López
https://www.republica.com.uy/paulo-freire-100-anos-de-suenos-id813888/ (Camilo Álvarez López 100 años de Paulo Freire)

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(Camilo Álvarez López

Educador Popular. Integrante de CEAAL (Consejo de Educación Popular de América Latina). Ha escrito varios artículos sobre Educación Popular. Actualmente coordinador del Curso de Educación Popular del Centro Martin Luther King – Uruguay. Post grado en Políticas Culturales de Base Comunitaria, Militante social y barrial.)
** Artículo publicado originalmente en diario Trama al Sur