Somos un Movimiento de Educación Popular y de Educadores Populares, que como Red, actúa y acompaña procesos de transformación educativa, socio – ambiental, política, cultural y económica de las sociedades latinoamericanas y del Caribe, en escenario locales, nacionales y regionales. En diálogo con el mundo, a favor de la soberanía e integración de los pueblos, la justicia social y la democracia, desde la perspectiva de los derechos humanos, la equidad de género, la interculturalidad crítica y una opción ético pedagógica y política emancipadora.

CEAAL: Somos un movimiento de Educación Popular

En el marco de la Asamblea General del CEAAL del 2008, que se llevó a cabo en Cochabamba, Bolivia, reafirmamos nuestra identidad como un Movimiento de Educación Popular, esta afirmación nos ha llevado varios años concretarla. En la Asamblea General del 2012 que se llevó a cabo en Lima Perú decidimos nombrarnos Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe – CEAAL, esta afirmación llevó a nuestra membresía a dialogar en torno al sentido y significado de construirnos como un movimiento que pone en el centro a la educación popular. Fue en la Asamblea de Quito en el 2014 cuando integramos en nuestra reflexión el sentido político de ser movimiento de educación popular. En la Asamblea General de Guadalajara en el 2016, apostamos por concretar nuestro movimiento a partir de la puesta en práctica de tres líneas estratégicas: la formación política, la educación popular feminista y la economía solidaria.

El sentido y la perspectiva de ser movimiento tiene que ver con la voluntad de todas las entidades y personas afiliadas al CEAAL a contribuir colectivamente a construir procesos de transformación social, como una comunidad que actúa socialmente en diversos espacios y niveles, desde sentidos y paradigmas acordados y en constante recreación. Se liga a los movimientos sociales de diversa índole, buscando transformar la realidad junto a una diversidad de colectivos de educadores que asumen la Educación Popular como enfoque y práctica transformadora, que se revela en una praxis emancipadora.

Nos afirmamos como movimiento de educación popular porque desde lo ético, asumimos los retos que nos impone el mundo globalizado bajo el modelo neoliberal, luchamos por cambiar un mundo injusto, inhumano, depredador y excluyente, manteniendo viva la esperanza por el cambio y trabajando por profundizar la democracia participativa en nuestros países.

Reafirmamos que la Educación Popular en lo epistemológico busca la construcción de un nuevo conocimiento, entendiendo a la Educación Popular como un acto liberador, en el que el conocimiento es construcción social permanente de los sujetos, ligados a dinámicas reales socio económicas, políticas, culturales, ambientales, feministas, que requieren de nuevos diálogos con corrientes de pensamiento que interpelan y enriquecen nuestras visiones.

Desde la pedagogía entendemos que es un proceso socioeducativo en el que nadie educa a nadie, que se basa en una pedagogía crítica, democrática, una pedagogía del diálogo que tiene como punto de partida la experiencia y vivencia de los actores sociales, para volver a la vida transformándola.

Somos un movimiento que se articula a los actores sociales constituyéndonos todos en actores de cambio político en que lo educativo constituye un aporte fundamental. Nuestra acción transformadora se nutre de la diversidad cultural que recoge de todas las culturas, su propia cosmovisión. Promueve lazos de hermandad y diálogo intercultural en aras de la convivencia humana, de la justicia social y el desarrollo de las personas y comunidades en igualdad de oportunidades y con sentido no consumista de la vida, que aspira a que la diversidad de personas que somos, vivamos como seres productivos, creativos, solidarios, con pensamiento crítico, y podamos construir una gran colectividad humana universal en bienestar, en paz, con alegría, humor y amor.

Somos un movimiento de educación popular porque nos articulamos a los movimientos sociales y organizaciones sociales de los diferentes contextos latinoamericanos y caribeños, porque allí se nutre nuestro pensamiento y nuestra práctica educativa, al lado de quienes luchan por su liberación contra la explotación capitalista, contra el modelo neoliberal que agudiza la pobreza y la exclusión económica y social, al lado de los movimientos socio-ambientalistas, de las luchas de los pueblos y culturas originarias, de los movimientos de mujeres que demandan respeto por sus cuerpos, al lado de los movimientos de los productores del campo que reclaman tierra y acceso a mercados, al lado de los pueblos que luchan contra la imposición de los tratados de libre comercio, y los que luchan contra el pago de la deuda externa por injusta, al lado de los movimientos de derechos de los inmigrantes que son la fuerza laboral explotada que ocupa los puestos de más bajo nivel salarial y de condiciones de trabajo en EEUU y Europa.