Nydia González (Cuba)

Foto: Ismael Bautista

Entrevista a Nydia González Rodríguez, educadora popular de Cuba y presidenta honoraria de CEAAL.

(Entrevista publicada inicialmente en el número 331 de La Carta del CEAAL)

… me atrevo a aconsejar que para aprender de nuestras propias prácticas es necesario acostumbrarnos a sistematizar más nuestras experiencias y extraer de ellas aprendizajes que podamos compartir con otros, estoy convencida de ello.

La Carta:  ¿Cómo y por qué se vinculó usted con la Educación Popular?

 Nydia González: No sé exactamente si fue en 1986 o en el 87, que el CEAAL se reunió en Cuba, y para dicha reunión recibimos una invitación en la Escuela Superior del PCC, fui designada para asistir un poco como observadora de la actividad, ya que fungía como Vicerrectora Docente del Centro y me interesaba conocer lo que en América Latina se estaba haciendo en educación de adultos. Esa reunión se desarrolló como un taller donde pudimos vivenciar la metodología de la EP, que para nosotros fue como la fuente de agua que busca un sediento, pues desde hacía años, investigábamos y buscábamos formas y herramientas que pudieran hacer nuestra docencia más participativa, más creativa, más dialogada, más cercana a nuestra práctica y con una intencionalidad más de proyección de soluciones a problemas muy concretos. Por ello, no es posible expresar cómo quedamos cautivados para siempre tan sólo en el primer día.

¿Cuál es el papel de la EP en su país y en AL?

Carlos Núñez decía que si había un solo país en el mundo donde la EP pudiera constituirse en práctica generalizada, ese país sería Cuba, dada las condiciones de coherencia, de intereses entre el proyecto social y la esencia política de la EP, y además siempre he considerado que resulta de suma importancia para la supervivencia de la Revolución Cubana, el desarrollo de una práctica educativa cada vez más cercana a los postulados de la EP.

Tal vez por ello es que muchas ONG´s en Cuba, están desarrollando acciones de capacitación en proyectos de transformación comunitaria, o como procesos educativos en la formación de docentes o en la superación posgraduada de líderes barriales y dirigentes de los órganos del Poder Popular. Pero los educadores populares estaremos totalmente satisfechos cuando esta metodología dialéctica, revolucionaria y participativa, sea la sabia que pedía Martí para nuestro Sistema de Enseñanza desde la primaria hasta la Universidad.

¿Puede compartir brevemente una experiencia o testimonio de empoderamiento o transformación que haya vivido o conocido?

Quiero referirme a lo que para mí fue una escuela de Educación Popular, el  Colectivo de Investigación Educativa (CIE) “Graciela Bustillos”, que durante doce años fue una práctica educativa que marcó para siempre a cientos de educadores y a otros tantos jóvenes estudiantes que desde los CIE estudiantiles no sólo tejieron sueños  sino que comprometidamente pudieron sentir cómo crecían y se transformaban a la vez que transformaban su entorno.

 ¿Tiene algún consejo o recomendación para mejorar las prácticas de EP?

Si el consejo es algo que podemos dar aunque no lo cumplamos, entonces me atrevo a aconsejar que para aprender de nuestras propias prácticas es necesario acostumbrarnos a sistematizar más nuestras experiencias y extraer de ellas aprendizajes que podamos compartir con otros, estoy convencida de ello.