Se fue Luis, el poeta chileno que nos escribió y describió a las mujeres en clave de rebeldía. Dicen que se lo llevó el coronavirus, en algún lugar de España.

Cuesta entender la muerte, precisamente hoy, desde este lugar de aislamiento. Cuesta entender cada muerte, en estos días en que fuimos bombardeadas en nuestra obligada intimidad por el recuento de personas víctimas del coronavirus, del dengue, del hambre, de la represión policial, de todas las malarias del mundo global. Cuesta entenderla cuando nos llueven informaciones de mujeres asesinadas por algunos tipos que fueron sus parejas, sus amantes, sus maridos, los padres de sus hijos e hijas.

Todos los días nos acostamos y nos levantamos con la desesperación por nuevas mujeres desaparecidas, por nuevos femicidios y travesticidios. Da miedo abrir el wasap, el feisbuc, el twiter, y todas las redes que nos in-comunican. Tenemos miedo al qué dirán, miedo a saber, a enterarnos, a confirmar cuál es la nueva desgracia mundial. Oscilamos entre el miedo y el dolor, y en esa navegación volvemos a Luis, que nos devuelve una sonrisa: “Las Mujeres de mi generación son como las barricadas: protegen y animan, dan confianza y suavizan el filo de la ira.”

¿Cómo levantar barricadas frente a la soledad a la que nos empujan los patriarcas que confunden la corona del virus con la coronita del poder? Sin embargo, Luis, las mujeres de mi generación, aprendimos junto a las mujeres de otras generaciones que nos precedieron y las que nos siguen, que gota a gota podemos ser marea. Aprendimos que la marea desborda las fronteras, las tranqueras, los muchos modos del aislamiento. Así como supimos adivinar en las cárceles que no estábamos solas, así como siendo víctimas de violencias en las casas, supimos aprender que no estábamos solas, así como supimos perder las amigas del alma, y seguir caminando con ellas… así, sabemos rehacer los caminos rotos, para seguir andando.

Se fue Luis, el poeta que nos regaló esta sonrisa, aún en aislamiento. Se fue el poeta de las rebeldías. El dolor y las lágrimas, las sonrisas y la belleza, lo despiden en este rato en el que de pronto su ausencia nos sostiene en quienes fuimos, en quienes son, y en quienes serán las mujeres rebeldes de todos los tiempos.

Claudia Korol

16/4/2020

Fotografía: Roferrer